sábado, 31 de marzo de 2012

Una historia real

Es un lugar común decir que a veces la realidad sobrepasa la ficción. Pero es cierto: los adictos a "Amanece, que no es poco" lo sabemos bien. Y esta historia lo demuestra definitivamente. Supe de ella gracias a Eugenia, una médica de familia del Centro de Salud de Alpedrete (Madrid). Se trata de la sorprendente historia del agente de la Policia Nacional I.J.M.
 
I.J.M  estuvo adscrito a la comisaria de Collado Villalba a mediados de los años 90. Era alto, joven, guapo y soltero. Todo un partido. Entonces conoció a Mary Fox, una estudiante norteamericana que había venido a Madrid a hacer un Curso de Historia del Arte en la Universidad Complutense. La cosa funcionó. Se enamoraron y se casaron, por lo civil. Después de una corta y tópica luna de miel en Canarias, marcharon hacia el Estado de Arkansas, donde vivían los padres y hermanos de Mary. Se trataba de una visita no muy larga, apenas 3 semanas. La intención del joven matrimonio era volver a Madrid y, mientras I.J.M. continuaba su trabajo como Policía Nacional, Mary buscaría trabajo como profesora de Instituto. Así fue. Bueno, hasta aquí una historia romántica, pero normal.

Lo interesante empieza ahora. Resulta que toda la familia de Mary eran cuáqueros. Mary, también, pero de esa forma que aquí llamamos "católico no-practicante". Sin embargo, a I.J.M, un hombre con inquietudes religiosas anteriores, aunque nunca muy manifestadas ni desarrolladas, el contacto con la comunidad cuáquera le produjo un enorme impacto. Y se convirtió, con la radicalidad característica del neófito.

Por eso, en cuanto llegó a Madrid, se dirigió a su trabajo, a la Comisaría de Collado Villalba. Entró decidido al despacho de su jefe y, sacando su arma reglamentaria, la depositó encima de la mesa mientras decía: "Jefe, creo que soy un buen policia y me gusta mi trabajo, pero ya no puedo portar este arma porque no podré usarla nunca. Mi conciencia me lo impide, he encontrado una mujer a la que amo y una fe en la que creo". El jefe se quedó estupefacto. Pero apreciaba a su agente, así que decidió buscar una posible solución. Decidió asignarle provisionalmente a tareas administrativas y retirarle su obligación de patrullar en la calle. Al agente le pareció una buena solución porque al mismo tiempo que respetaba su nueva creencia, su conciencia, le permitía seguir con su trabajo, que adoraba.

Así pasaron varios meses en armonía.  Pero..., un día..., llegó el mes de Febrero y con él, la inevitable epidemia de gripe. Cuando el número de bajas por enfermedad afectó a la capacidad de la Comisaría para cubrir el servicio de patrulla en la calle, el jefe volvió su mirada hacia el agente I.J.M. Éste, ajeno a todo, seguía impasible en su mesa de oficina pasando a limpio los informes de la actividad diaria de patrullaje de sus compañeros.

Nadie sabe exactamente qué fue lo que el jefe dijo a I.J.M. Lo único que me comentó mi colega Eugenia es que I.J.M. dejó de ser visto por Collado Villalba. Y que unos amigos norteamericanos de ella, que también habían conocido a Mary Fox y a su marido, le habían dicho que al parecer ahora vivían en Arkansas y que I.J.M. se dedicaba a extender la fe cuáquera entre los hispanos de ese Estado. Parece que un periódico local de la zona, el Faro del Guadarrama, se hizo eco de esta sorprendente historia hace 3 años, aunque no he podido localizar la referencia en sus archivos.

Aquí termina lo que me relató mi amiga. Quizás leyendo este libro, "La objeción de conciencia en sanidad", alguien pueda tratar de deducir lo que el jefe de policía le dijo a I.J.M. Si alguien lo averigua, que nos lo cuente a todos.

Imágenes: M.C. Escher (1898-1972)

2 comentarios:

  1. Juan Carlos Sánchez López23 de agosto de 2014, 16:16

    En Collado Villalba nunca ha habido comisaria de POLICIA NACIONAL, no así en POZUELO o el centro de datos de EL ESCORIAL (por ejemplo), otra cosa es GUARDIA CIVIL que si que existe CASA CUARTEL. pero en Collado Villalba, POLICIA NACIONAL, nunca. Y perdón por el retraso.

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  2. Muchas gracias por tu información y por leerme! Espero que te haya gustado el relato que, por cierto, es totalmente inventado de principio a fin. Un abrazo cordial.

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