Según la Wikipedia, un Gadget es un dispositivo que tiene un propósito y una función específica, generalmente de pequeñas proporciones, práctico y a la vez novedoso. ¡¡Quién de nuestra generación no recuerda al torpe y entrañable Inspector Gadget, el dibujo animado portador de la interminable lista de gadgetochécheres y gadgetosinsentidos!!
Pero la medicina moderna no da puntada sin hilo y ha encontrado un sucesor médico para nuestro querido Inspector Gadget, un sucesor que da bastante más miedo que éste. Se llama Dr. Topol y es un renombrado cardiólogo norteamericano. En las conferencias TED de Octubre de 2009 nos enseñó toda la cantidad de gadgets que en los próximos años se incorporarán a nuestra vida diaria. Lo harán fundamentalmente integrándose en los dispositivos móviles que ya hoy nos acompañan todos los días de nuestras presentes vidas. Esos gadgets nos permitirán controlarnos continuamente la tensión arterial, las pulsaciones, el ritmo cardíaco, la temperatura, las calorías consumidas, etc, etc. Así, al parecer, podremos estar tranquilos sabiendo que nuestra salud estará en permanente estado de supervisión y control. Todos autogadgetovigilados.
No es que todo lo que cuenta Topol sea necesariamente malo. Seguro que toda esta tecnología tiene un montón de elementos positivos. Pero no deja de dar la impresión de que la Medicina no tiene remedio. Como tan radicalmente gritó Ivan Illich, siempre acaba pasándose de la raya y desafiando a Némesis, la diosa de la mitología griega que castiga la desmesura de los humanos que quieren ser como los mismos dioses y no reparan en nada para conseguirlo. Lo dijo en su famoso libro Némesis Médica (1975), que debería ser lectura obligada en nuestras Facultades de Medicina.
Y es que, en su alianza creciente, imparable, con el complejo fármaco-tecno-industrial, la Medicina moderna no hace sino alimentar el eterno mito de la inmortalidad, de la desaparición total de la vejez, la enfermedad y la muerte del escenario de la vida de los hombres ricos de las sociedades avanzadas. Así, nuevas y temibles enfermedades serán continuamente creadas para que la industria pueda desarrollar sus fármacos o sus gadgets de vigilancia y control. Ya lo decía hace un año el genial Gonzalo Cansino, recordando a Ray Moynihan, "Usted no está sano: está pre-enfermo".
Pero quien sin duda ha contado esta historia de la manera más gráfica posible ha sido, hace ya muchos años, el escritor francés Jules Romains, seudónimo de Louis HJ Farigoule. Fue en su obra de teatro Knock (1923). En realidad Romains no clamaba tanto contra la medicina en sí misma como contra el pensamiento totalitario y manipulador que, en aquellos años, estaba en alza: fascismo, comunismo, capitalismo... Y tomaba a la Medicina como excusa. Pero lo cierto es que sus palabras fueron proféticas también respecto a la Medicina misma. La historia es conocida: un joven médico sin título llega a una comarca rural de la Francia profunda y en pocos meses consigue, utilizando tácticas de marketing y sutil manipulación, convertir a todos sus habitantes, anteriormente razonablemente sanos, en enfermos. Para regocijo del boticario de la comarca, dicho sea de paso. Hay frases de Knock que son memorables:
“Usted me entrega una comarca habitada por algunos millares de individuos neutros, indeterminados. Mi papel es determinarlos, llevarlos a la existencia médica. Les meto en la cama, y miro lo que puede salir de ello: un tuberculoso, un neurópata, un arterioesclerótico, lo que se quiera, pero alguien, ¡Dios mío!, ¡alguien!. Nada me molesta tanto como no ser carne ni pescado, lo que usted llama un hombre de buena salud.”
Pues eso, Topol parece querer ser un nuevo Dr. Knock, un nuevo Inspector médico Gadget que quiere convertirnos en clones suyos . ¿Pero podremos resistirnos a sus encantos? ¿Quién se resiste al mito de la eterna juventud, al fantasma de la inmortalidad que se aloja bajo nuestra existencia médica tecnológicamente vigilada de un modo tan eficaz?
Siguiendo con las geniales, y anticipatorias, frases del Dr. Knock, destacaría dos que traslada al Boticario de San Mauricio:
ResponderEliminar"Todo hombre sano es un enfermo ignorado"
"Le propongo que todos los habitantes de San Mauricio sean declarados ipso facto clientes nuestros".
Se trata de esto, introducir malevolente el miedo en el cuerpo de las personas sanas y posteriormente ofrecerte como remedio para calmar esta ansiedad.
La inquietante pregunta qeu me hago con frecuencia es, ¿en que medida estoy colaborando, hoy mismo y personalmente, en desarrollar este modelo perverso de relación con mis pacientes?.
miguel melguizo jiménez
Acabo de descubrir el blog, lo seguiré muy atentamente...
ResponderEliminarSabía que te expresabas muy bien, que escribes de maravilla, me ha sorprendido mucho esta entrada.
Y la reflexión que ha dejado Miguel...
¡Enhorabuena a los dos!
Doria