martes, 3 de agosto de 2010

Recuerdos de Perú

Un mes circulando por Perú permite conocer muchos de los entresijos de un país. También aquellos por donde aflora la bioética.

La foto es un amanecer en la Isla de Amantaní, en medio del Lago Titicaca. Está tomada desde un punto situado a unos 3.900 m. de altitud. Aquí se encuentra la casa donde un matrimonio de  pobladores de Amantaní nos acogió una noche del pasado Julio.

En la cena les preguntamos qué tipo de atención sanitaria recibe la comunidad de pobladores de la isla. Nos dijeron que en el pueblo hay una posta de Salud del Estado, pero que mucha gente no va y prefiere la atención del chamán de la comunidad. La práctica del chamán consiste en una mezcla de rito religioso andino y uso de plantas medicinales. Uno de los principales motivos para acudir al chamán era la falta de confianza hacia los médicos y enfermeros de la posta porque, según dicen,  hace años participaron en un intento de esterilizar a varias mujeres de la isla, para que no tuvieran más hijos. 

Es entonces cuando se nos apareció en vivo y en directo uno de los escándalos más graves relacionados con la bioética que ha habido en América Latina en los últimos decenios: el programa de esterilización masiva que  en la década de los años noventa desarrolló el Gobierno de Fujimori, en el marco del llamado "Plan Nacional de Población". El programa de esterilización fue dirigido casi exclusivamente a la población indígena. Un plan con claros tintes eugenésicos. Según Giulia Tamayo, quien investigó lo sucedido y como consecuencia de ello tuvo que exiliarse del país para refugiarse en España, donde actualmente trabaja para Amnistía Internacional, la cifra de mujeres esterilizadas pudo rondar las 300.000. Hubo además en torno a 22.000 varones que fueron vasectomizados. La mayoría de estas actuaciones tuvieron lugar sin el adecuado consentimiento, a pesar de que recibían el pomposo nombre de "Actividades de Anticoncepción Quirúrgica Voluntaria": hubo engaño, manipulación e incluso amenazas. También hubo mujeres con secuelas, y muertes.

En 1999 el Perú fue llevado a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por el Estudio para la Defensa de los Derechos de la Mujer (DEMUS), la Asociación Pro Derechos Humanos (APRODEH) y otras instituciones por el caso de María Mamérita Mestanza Chávez, quien murió debido a que fue sometida a un procedimiento de esterilización. Tras la caída de Fujimori en el año 2000 las denuncias se multiplicaron, hasta llegar a 2.074 casos denunciados. En 2001 el Ministerio de Salud creó una Comisión Especial sobre actividades de Anticoncepción Quirúrgica Voluntaria, que emitió su informe en Junio de 2002. El resultado era demoledor. El Congreso de la República también creó su Comisión de Investigación que emitió su propio informe, que abría las puertas al procesamiento de Fujimori por los hechos.

En el 2003, el Estado peruano reconoció su responsabilidad y asumió compromisos de justicia y reparación,
mediante la suscripción de un acuerdo de solución amistosa. Pero 6 años después, en Diciembre de 2009, el Ministerio Público declaró prescritos todos los demás posibles delitos. En Junio de 2010, DEMUS ha denunciado otra vez al Estado peruano ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por dos nuevos casos, en un intento de que, por fin, termine la impunidad.
 
Fotos: Pablo Simón. "Amanecer en Amantaní" y "Campesina de Ollantaytambo" 

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