jueves, 10 de febrero de 2011

Un soufflé muy digno

Por fin murió la muerte digna. Todos nos hemos sentidos aliviados ante la noticia de que la peligrosa expresión "muerte digna" desaparecerá del proyecto de ley del gobierno. Diario Médico nos lo ha contado con su habitual trasparencia, objetividad y neutralidad ideológica. Así pues, ya no se hablará más de "Ley de Cuidados Paliativos y Muerte Digna". En su lugar, el inofensivo título "Ley sobre cuidados paliativos y condiciones dignas en el proceso de la muerte". Una victoria indudable de la capacidad argumentativa y de la claridad intelectual.



La mejor muestra de la elocuencia argumentativa que se ampara detrás de este hito cinegético, las palabras del Sr. Salvador Armendáriz, diputado de Unión del Pueblo Navarro, incluidas en el texto de la argumentación de defensa de la Moción que presentó el pasado 4 de febrero, como ya había anunciado en la Interpelación urgente que dirigió al Gobierno en la sesión plenaria del 26 de enero:

"Resulta necesario, llegados a este punto, llamar la atención sobre la expresión gubernativa «muerte digna», adjetivo que distorsiona el significado propio de dignidad y que induce a confusión. La dignidad de la persona es un valor intrínseco a la naturaleza humana, desde la concepción hasta la muerte. Su existencia es objetiva, real, independiente de circunstancias concretas y que, por tanto, su significado no puede ser reducido a sinónimo de calidad de vida. En este mismo sentido es entendida la dignidad por de la DUDH de 10 de diciembre de 1948 —las Naciones Unidas proclaman su fe «en la dignidad y el valor de la persona humana»— y por la Constitución Española de 1978, que en su artícu lo 10.1 la concibe como «fundamento del orden político y de la paz social». Por tanto, entendemos que si el objeto de la nueva legislación es regular acerca de los cuidados paliativos, bastaría con que el título de la nueva norma hiciese referencia a éstos, evitando así toda posible confusión con el concepto de eutanasia, respecto de la cual «no estamoshablando», según palabras textuales de la Ministra de Sanidad durante el debate de la interpelación origen de la presente iniciativa".

Bueno pues finalmente, gracias a una enmienda transaccional del Grupo Socialista (¡!) la Moción finalmente aprobada por el Congreso este pasado 8 de febrero consiguió liquidar el perverso término. Aquí dejo toda la colección de textos de las discusiones y devaneos parlamentarios, incluido el texto final de la Moción finalmente aprobada.



En fin, ya tuvimos aquí ocasión de hablar de lo fácimente manipulable que es el término "dignidad" y de la confusión que rodea su uso. Pero vayamos al grano: ¿alguien puede explicarme en qué consiste la peligrosidad de la expresión "muerte digna"? Hablamos de "vida digna", "parto digno", "tratamiento digno", "atención digna", "trabajo digno", etc, etc, sin problema, ¿cuál es el problema de la expresión "muerte digna", ¿qué diferencia real de tanto calado existe entre "muerte digna" y "dignidad de la persona en proceso de muerte", que usa la Ley 2/2010 de Andalucía, o "condiciones dignas en el proceso de muerte", como hábil e inteligentemente han apostillado nuestros diputados?  No la hay desde un punto de vista riguroso conceptual.  NO LA HAY.

¡Pero claro!, ¡cómo no había caído en ello!: es que con la primera parece que se quiera dar paso a la otra bicha, la "eutanasia" y con la segunda la conjuramos claramente y nos protegemos de su venida. Armendáriz dixit. Pero hay que ser pueril y falto de inteligencia para vincular automáticamente una cosa con otra, o pensar que las palabras actúan mágicamente. La ley que prepara el gobierno no contempla la eutanasia y el suicidio asistido simplemente porque esa ha sido la decisión política del ejecutivo y no porque se utilice un nombre u otro. No tiene nada que ver con la expresión "muerte digna".

Por eso todo el debate en torno a esta expresión es un puro soufflé, puro contrabando ideológico y gratuito, pura invención, pura impostura de incapaces de argumentar con seriedad las cosas, pura emocionalidad interesada. ¡Con estos mimbres se hacen la política, la deontología y la teología en este país!. Es lamentable.

Por tanto, obviamente, me da igual el cambio de título. No tengo ningún interés en empeñarme en que se utilice una expresión u otra: son todas sinónimas. Por mi parte ya me he manifestado en otras ocasiones abiertamente a favor de que este país abra de una vez por todas el debate de la legalización de la eutanasia y el suicidio asistido. Me parece que es una manera de "proteger la dignidad de las personas en proceso de muerte". Creo que si, junto con unos buenos cuidados paliativos, avanzamos también por aquí, como ha hecho Bélgica,  mejoraremos las  "condiciones dignas en el proceso de la muerte" de algunas personas. ¿Lo he dicho claro?..., y  ahora..., ¿qué?, ¿volvemos a cambiar el nombre del Proyecto de Ley?.



Figuras: Cuadros de Richard Estes.

8 comentarios:

  1. Parece que tenéis un largo trabajo por delante. Tenemos derecho a una legislación acorde con los nuevos tiempos en esta materia. Suerte Pablo

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  2. A veces,por no decir siempre, tenemos en los políticos el fiel reflejo de la sociedad donde nos toca vivir. Estamos ante la mayor hipocresia social y política por no darle a las cosas su nombre. Mal que nos pese esto es así. Un saludo.

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  3. Llegados a este punto ¿sin retorno? en el que una ley vuelve a recoger una "ocurrensia" (que dará para escribir algún que otro artículo en las revistas jurídicas, sobre todo) lo interesante será ver cómo se va a llamar a la ley en la calle.
    En mi entorno se habla por ejemplo de "la ley de trasplantes", "la ley de autonomía", "la ley de dependencia", "la ley de puntos" (tráfico) "la ley del tabaco"...
    Creo que la expresión "la ley de muerte digna" tiene bastantes posibilidades, aunque "la ley de paliativos" también. Lo de "La ley de condiciones dignas en el proceso de la muerte" lo tiene bastante dificil. !Es lo que tiene el empeño humano en comunicarse y entenderse!. Un abrazo.

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  4. ¿No debe toda fundamentación ética sostener un principio de búsqueda de la felicidad? Y ¿no es la felicidad humana una función de las condiciones objetivas de la existencia de las personas? Incluso en los momentos finales, la ética debe perseguir condiciones dignas para hacer posible esa atribución de dignidad, no a la persona, sino a su existencia. No sé si esto está en congruencia con la que sería una mirada marxista de la ética. La dignidad humana no se realiza ni en el vacío social ni en el plano abstracto, desencarnada de las condiciones objetivas de la vida de la persona. No sé bien si estoy diciendo algo relacionado con el post, pero estoy de acuerdo en que el nombre de la Ley es secundario (puestos a elegir me gusta más el que atribuye la dignidad a las condiciones que rodean a la persona y no a su vida).
    Antonio Garrido

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  5. La importancia de las palabras... no todo vale es importante que y como se dice !por supuesto! siempre y cuando como en este caso "el uso de las palabras " no sean otra vez para evitar el TEMA , la eutanasia. Con los cuidados paliativos avanzamos " en intentar una muerte digna "... pero ¿ para cuando avanzar en la "dignidad de la persona "?, ¿donde pierde la dignidad la persona que elige su momento , en su enfermedad para "morir" ?
    juana. curso bioetica

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  6. las etiquetas (muerte digna, eutanasia,suicidio asistido) me resultan del todo indiferentes, incluso la perversa tardanza de la sociedad "bien-pensante", la Iglesia o los organos legislativos, a la hora de hacer "legal" lo que ya practicamos todos los medicos en mi hospital: no permitir que ningun ser humano tenga un apice de dolor gratuito, cuando todo está perdido. El cinismo nos provoca vomitos.

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  7. Como profesional sanitario muy interesada en temas éticos, pero todavía no experta, considero que al igual que la expresión "dignidad de la persona en proceso de muerte", que usa la Ley 2/2010 de Andalucía, el titulo de la Ley sobre cuidados paliativos y condiciones dignas en el proceso de la muerte, son expresiones muy adecuadas, que pueden ayudar a todas las personas a las que va dirigida la ley y evitar de alguna forma enredarse en maloentendidos o en querer sacar las cosas de contexto.
    Creo que son pocos todos los esfuerzos para poder llamar abiertamente a cada cosa por su nombre y es necesario seguir consensuando y aprobando todas las situaciones que se pueden presentar y que son expresadas en las Voluntades Anticipadas. Sigue siendo necesario continuar con el debate y la aprobación de la legalización de la eutanasia y el suicidio asistido. Un camino ya empezado y necesario de recorrer en nuestro entorno social y político.
    Pilar González. Alumna Curso Experto en Bioetica

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